España carece de camas en residencias de ancianos, lo que a veces significa que las personas mayores que no pueden pagar una cama privada tienen que esperar mucho tiempo para obtener una gratis. Pero la tradición de que los ancianos vivan con sus familias ayuda a compensar la falta de plazas, dicen los médicos.
El Dr. Isidoro Ruipérez, jefe de la unidad de geriatría del Hospital Central de la Cruz Roja de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, afirma que la atención a largo plazo a las personas mayores "no está garantizada en absoluto" en España.
Señala que, con una media de 2,5 (públicas y privadas) camas en residencias de ancianos por cada 100 personas mayores de 65 años, la provisión está muy por debajo de la proporción recomendada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos de 5 por cada 100 personas mayores de 65 años. Además, existe una amplia variación entre comunidades regionales, siendo Cataluña y el País Vasco los que tienen los ratios más altos (3,7 y 3,1 respectivamente) y Andalucía ofrece solo 1,2 camas en residencias de ancianos. Cuando las personas mayores no pueden pagar una plaza en una residencia de ancianos privada, se les ofrece una plaza en una instalación financiada con fondos públicos, a la que tienen que aportar el 80% de su pensión de jubilación. Si una persona mayor no tiene ahorros personales ni una pensión, el estado buscará una cama gratis para ellos, pero la persona suele tener que sumarse a una larga lista de espera. Mientras tanto, el estado ofrecerá servicios a domicilio a través de equipos de atención domiciliaria basados en la atención primaria de salud (BMJ 2000; 320: 535), así como servicios sociales gratuitos (de dos a cinco horas diarias) ofrecidos por el Ministerio de Asuntos Sociales. Estos servicios compensan, en cierta medida, la falta de lugares en hogares de ancianos, dijo el Dr. Ruipérez. Añadió que la situación también se ha visto facilitada por el hecho de que los valores tradicionales aún persisten en España, por lo que las personas mayores a menudo conviven con sus familiares. Pero el Dr. Alfonso López-Soto, jefe de una unidad de geriatría recientemente inaugurada en el Hospital Clínic de Barcelona, dijo que estos valores tradicionales estaban desapareciendo debido a varios factores, como el creciente número de mujeres que salen a trabajar.
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